viernes, 12 de marzo de 2010

Masaya, el volcán que respira

¿Alguna vez habéis escuchado respirar un volcán? Yo tuve la oportunidad el otro día, y creedme que se escucha a la perfección. El Parque Nacional de Masaya está situado a media hora de Managua y en él se encuentran dos volcanes y cinco cráteres. Tras visitar el museo Masaya, Rigo forzó nuestro minibús cinco kilómetros hacia arriba hasta llegar a la boca del mismo volcán. El Masaya es un volcán activo, y según cuentan, siempre está saliendo humo de él. Impresiona el olor a azufre, y el vértigo al asomarte de puntillas hacia el cráter. En la Periodo Precolombino, el Volcan Masaya era objeto de veneracion de parte de los Indigenas. Creian que las erupciones eran senales de la furia generada por los Dioses y para tranquilizarlos ofrecian sacrificios de doncellas y niños pequenos. De hecho, en uno de los miradores del cráter, aún se conserva una enorme cruz de madera que pretendía bendecir el lugar, ya que la "Boca de fuego" representaba para ellos la puerta del infierno. Un lugar impresionante.





Después de disfrutar de un espectáculo de la naturaleza, nos llevaron a Coyotepe (cerro de los coyotes), donde se hiergue una fortaleza aparentemente pequeña, formada por cuatro cùpulas azules que rodean un edificio con dos plantas subterráneas donde se encuentran calabozos utilizados por la Guardia nacional en tiempos del dictador Somoza.





El guía nos condujo a través de pasillos largos, oscuros y estrechos, a la única luz de su linterna, que alumbraba en ocasiones pintadas de desesperación de los presos, o inclusos manchas de sangre. El lugar, absolutamente tenebroso y cargado de historias de desdicha y de injusticia, era digno de ser visitado, pero era muy difícil hacerlo sin sentir el horror que desprendía la humedad de sus paredes. Salimos de aquella oscuridad encogidos de tristeza, y nuestro pequeño gran mago lo supo, y quiso llevarnos a otro lugar especial, para desecharnos de malas vibraciones, y volver a respirar con normalidad...





La laguna de apoyo, en el pequeño pueblo de Catarina, se abrió ante mis ojos como una salvación; un lindo final para una película fea que me había hecho llorar. Sentada delante de un pequeño gran abismo de agua, donde dicen que puedes ver tus pensamientos cabalgar, me miré al espejo y volví de nuevo con el cargado trabajo de encajar las piezas de mi puzzle. Sonó la marimba al son de "Nicaragua, Nicaraguita", poniendo de nuevo el toque de magia al momento más bello de este día.

Después de comer una carne exquisita al olor de la brasa, tuvimos la oportunidad de visitar el mercado artesanal de Catarina, uno de los pueblos blancos de Masaya caracterizado por su artesanía. Aprovechamos para comprar algunos regalitos, también en los talleres de artesanos que visitamos (hamacas, palma, cerámica y cuero) y en el mercado de la ciudad de Masaya, donde pasamos una tarde agradable con tiempo incluso de asistir a una verbena popular con música y baile nica, y desfile de moda y calzado de diseñadores locales, todo en calidad de invitados de la embajada española. Tuvimos tiempo de conocer al famoso gueguense y a la gigantona, personajes burlescos españoles, él cabezón, bajito y mujeriego y ella alta, presumida y bien formada. Toda una parodia de los antiguos colonizadores españoles, y su actitud chulesca y altiva.





Fue tarde de compras y acercamiento a artesanos nicas, hubo incluso quien entrevistó a cada vendedor, y es que en aquél mercado todo era interesante, y en cada rincón encontrábamos algo lindo que llevar, o que contar.


3 comentarios:

  1. Sí lo he oído y sentido y realmente es algo estremecedor, oir como ruge la tierra, como se remueven sus entrañas te hace sentir el animalito más indefenso de la tierra.

    Que bonitas fotos!! ya queda poquito para que regreses espero que sepas o puedas volver a la realidad que te/nos ha tocado vivir. Un besito guapa!!

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  2. ¿Qué decir? Que es fantástico todo lo que cuentas y el modo en que lo haces, no hay más.

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  3. ¿Traes imanes? Ya sabes que como te solviden, el Fer te hace volver!!!

    Moi

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