martes, 23 de febrero de 2010

Saboreando Nicaragua... bocaditos de felicidad


Hola de nuevo, familia!!! ya estoy aquí de nuevo para contaros, se me agolpan las experiencias y los sentimientos y es difícil contar todo lo que estamos viviendo en un simple post. Aprovechamos que atardece en el ranchón, el kilómetro cero de esta aventura, para sentarme frente al ordenador e imaginaros al otro lado de la pantalla, leyéndome.
Hoy y ayer hemos tenido un día duro de asistencia a ponencias. Hoy nos han recibido en la Procuraduría para la defensa de los Derechos Humanos muy amablemente, con café y dulces típicos Nicas. Omar Cabezas, Procurador de Nicaragua y militante del Frente Sandinista de Liberación Nacional, y las Procuradores especiales de la mujer y de la diversidad sexual nos regalaron un rato de su apretada agenda. Nos llovió una ducha de palabras claras y contundentes, nos transmitieron hasta qué punto es importante su trabajo, y una vez más se nos quedó corto el tiempo para las preguntas. Hemos escuchados verdades muy rotundas que necesitan una larga digestión, eso desde luego.




Después visitamos la Cira (Centro para la investigación de los recursos hídricos de Nicaragua) donde escuchamos a Salvador Montenegro explicarnos la relación del empobrecimiento con el agua en este país.

Antes de ayer fue un día dedicado a conocer la geografía de Nicaragua y a disfrutar de la impresionante naturaleza de la que estamos rodeados... Volcanes, cráteres, lagos infinitos y mares salvajes... "En un lugar donde el agua es a volcanes y el tiburón hizo nido en agua dulce, el huracán pone un bosque en reverencia mortal tiembla la tierra, tiembla el mar de este lugar". Conocimos el volcán Mombacho y miramos entre sus entrañas, rodeados de fumarolas, escuchando monos y esquivando mariposas de colores imposibles. Desde 1150 kms de altura observamos el Gran Lago de Nicaragua, el lago Cocibolca, que esperaba ansioso nuestra visita en barco unas horas después. El atardecer desde la barquita con la que recorrimos el lago y algunas de las 365 islas que lo salpican fue... ¡Mágico! El Mombacho imponía con su figura a lo lejos, el sol se despedía poco a poco, y nosotros desde la proa saludábamos a los niños que desde alguna isla o alguna barca cercana nos sonreían y agitaban sus manitas. ¿Os imaginais que postal tan linda? Os dejo algunas fotos, creedme que merece la pena verlas, y más aún vivirlo.





En un ratito nos vamos a cenar y a la vuelta prepararemos la mochila. Mañana nos espera viajar a Esteli "El diamante de las Segovias". Allí estaremos cuatro días, compartiendo espacio, comida, cama y conversaciones con las comunidades campesinas que allí nos acogeran. Nos advierten de coger manga larga y una libreta para apuntarlo todo, al parecer serán días de intensas sensaciones que nos traeremos a cuestas. Estoy deseando adentrarme por tierras nicas, y hablar y hablar con esos rostros tostados de sol que siempre tienen una sonrisa a tiempo para ofrecer...
Volveré en cuanto pueda, y la tecnología nos lo permita. No me puedo despedir sin agradeceros vuestros comentarios... No imaginais la ilusión que hace leeros, y seguro que tampoco imagináis la llantina que me cogí ayer cuando descubrí vuestros emails y vuestros comentarios... Vosotros sí que sois un lujo. Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias... Por si no lo sabíais, y aunque me repita, me da igual, Os quiero!!!! Me acuerdo de vosotros y os echo de menos, pero creo que aquí estoy muy bien, aunque con mucho calor, y me voy a quedar unos diítas más No me esperéis esta noche para dormir!!! Hasta muy pronto, cuidaos mucho y sed felices!!!!!!!







lunes, 22 de febrero de 2010

Un recibimiento que nunca imaginé

Nueve horas de viaje para hacer unos 300 kms desde San José hasta Ticuantepe a través de la Panamericana. Tuvimos tráfico con camiones gigantes lluvia, niebla, sol y humedad. Y a mitad de camino llegó la gran sorpresa... debe ser que nos portamos muy bien porque Paco nos llevó a Puntarenas, un pueblecito costero y turístico del Pacífico que nos recibió con el carnaval, festival en la playa, música salsera, puestos con bebida y comida, la gente inundando el paseo marítimo y el mar, inmenso y sereno nos daba la bienvenida con un murmullo suave de olas... Desvestidos y sacudiéndonos las emociones para poder disfrutar el momento, tomamos unas Imperiales (cerveza típica) y... a la playa!!! El agua salada y cálida nos conquistó, y no pudimos resistirnos al encanto de un mar por descubrir. ¿Os cuento un secreto? ¡¡el agua del Pacífico está calentita!! Flotamos, nadamos, bailamos en el agua al son de la bachata y del reguetón latino. Creo que fue el baño más agradable de mi vida... Lisa, cómo te hubiera gustado, tú que eres mitad niña, mitad pez... Me acordé mucho de tí




Fresquitos y empapados de sal y arena llegamos a la frontera. Otro rato de espera y calor pegajoso que pasamos cantando copla española... ya sabéis que los españoles la liamos allá donde vayamos ¡Menudo espectáculo! Y después de dormir un poquito en el bus, vencido por el agotamiento de tanta emoción, por fin llegamos a Ticuantepe!! Nos esperaban todos los trabajadores del Centro de formación donde ahora vivimos, el alcalde de Ticuantepe con su esposa, y una banda de mariachis...





Sí, auténticos Mariachis, que amenizaron con gusto la velada, y que a la canción de "Nicaragua Nicaraguita" consiguieron que las lágrimas asomaran a nuestros ojitos, y es que la emoción de haber llegado, de estar aquí por fin después de haberlo soñado tanto, de las palabras de acogida de todos y tantas muestras de cariño nos desbordaron. Estábamos felices en toda la plenitud de la palabra, y en silencio nos mirábamos y nos sonreíamos diciéndonoslo todo sin palabras... Bailamos, bebimos, comimos cosas riquísimas... Y poco a poco Nicaragua fue entrando por nuestros ojos, por nuestra boca y por nuestra piel, para empezar a sentirla, como aquella noche nos dijeron, nuestra CASA.




Y aquí estamos, en nuestra casa. Disfrutamos de los amareceres, de las puestas de sol, de la papaya en el desayuno y hasta del agua fría de la ducha. Esto promete ser más que una aventura, y más que una simple vivencia. Estoy segura de que Nicaragua me cambiará, por dentro, y por fuera... Ahora os tengo que dejar, mañana seguiré escribiendo y contando todo lo que ocurra desde esta orilla del mar. Os quiero mucho, a tod@s!!

Costa Rica, pura vida!!!




Queridos y queridas mías!!!
Por fín tenemos internet, después de algunas incidencias y dificultades técnicas, y por fín puedo escribir en el blog para deciros tantas cosas...
Como sabéis, salimos de Badajoz el jueves 18 por la noche en autobús hacia Barajas. El viaje podéis imaginarlo, cada dos horas parando a recoger nuevos gansinos, bajada de turno y foto de familia con papás y mámás. No había sueño, y como buena familia, hasta que no se montó el último de nosotros, no estuvimos tranquilos para descansar un rato hasta llegar a Barajas. Allí nos esperaban unas largas horas por delante hasta coger el avión que nos traería a este lugar idílico desde el que hoy os escribo.




El viaje, emocionante... había algunos que no habían montado nunca en este enorme pájaro, y pudimos disfrutar de la sensación de volar durante muchas, muchas horas... El aterrizaje fué algo tortuoso, ya que en vez de tomar tierra desde el Atlántico, lo hizo girando, desde el Pacífico (lindo Pacífico...). Gracias Ramón, mi mimo particular por darme la manina en el ratito de susto... Y voíla!!! Llegamos a tierras Costarricenses!!! bajamos con las almohadas y las mantas que muy amablemente Iberia nos regaló, pero la bofetada de aire caliente y húmedo nos transportó de un plumazo al clima tropical. Luego hubo un rato de desesperación con las maletas, demasiado peso después de 13 horas agarrotada en el minúsculo asiento del avión, tropezones de las prisas, tensión en el escáner por los lomos y los quesos (gracias Paco por tus intervenciones justas en el momento adecuado...) y por fín al autobús que nos llevaría al gran Hotel Costa Rica. San José nos resultó una ciudad acogedora y humilde, nos sorprendió la gente el la calle, el bullicio de la plaza y los pequeños vendiendo lápices por 500 pesos (y eso cuántos córdobas son? y cuántos dólares? y en euros?? menudo lío con los cambios de moneda...). Una duchita rápida y una cena de lo más agradable. Por fín en Costa Rica, por fín podíamos dormir en un hotel con encanto (Kennedy estuvo allí) y disfrutar de la última noche antes de llegar a nuestro destino: Nicaragua.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Alzando el vuelo...




Brújula en marcha. Orientación Sur. La veleta de mi camino apunta más allá del océano, y me dispongo a alzar el vuelo. Dejaré el frío y la cansada lluvia para descubrir mi cuerpo al sol y mirar de nuevo al mar. No tengo miedo, porque no viajo sola. Hace algún tiempo me crucé en mi camino con una bandada de gansos, que como el Mimo a Peter Pan, me están enseñando a volar... La primera lección fue sencilla. "Debemos volar siempre unidos, en forma de "V" de la palabra voluntad, y batiremos las alas fuerte, de manera que facilitemos al ganso que viene detrás el camino... No habrá sitio para el cansancio, porque el que va en cabeza siempre será sustituido por otro con más fuerza, y cuando a alguno le venza la tristeza de dejar su hogar, los graznidos del resto le animarán hasta hacer sonreir"- decía el Gran Mago de las palabras que guiaba a los gansos, y después de oirle, hasta los más perezosos estaban alerta. Quince gansinos somos, y quince lleva de la mano este Gran Mago con perilla de diablo, que nunca pierde la sonrisa, y que siempre tiene un truco bajo la manga para sacar de los gansinos lo mejor en cada momento...
Y ya conozco a mis catorce compañeros de vuelo, les he mirado por dentro y por fuera, y resulta que aunque no tienen pico, graznan y animan... y aunque no tienen alas, saben volar bien alto... y aunque no sean gansos, saben trabajar en equipo y protegerlo como a la vida misma.
Y yo, que voy cargada de ilusión y de ganas de conocer, de ver, de oir y saborear Nicaragua, no puedo pedir otra cosa que sentirme "cascarón de huevo" dentro de esta familia de gansos que me cuidarán y a los que cuidaré... y por supuesto, con los que viviré una experiencia que va más allá de las palabras.
Y a los que se quedan... Los papás, l@s herman@s, mi Jack Johnson particular, (you Know How...) los amig@s, mis pequeños (el travieso policía, la princesa tímida, la parlanchina divertida y su gemela la niña-valiente, y el cautivador de sonrisas... todos esos que me mandan besitos para los niños nicaraguenses), voy a estar viviendo algo grande que me hará crecer... Os echaré de menos, pero estaré feliz, y haciendo algo que me gusta...¿Qué más puedo pedir?
Quedan solo unas horas, y disfruto de esta bella sensación. Os invito a viajar conmigo y con mis amigos los gansos, a que veáis por nuestros ojos y escuchéis por nuestros oídos, al fin y al cabo, en esta aventura participamos todos.
Gracias a todos por los cariños y por los ánimos... Guardaré vuestros mimos para las noches templadas. Me voy lejos, pero sigo cerca.¡¡Hasta pronto!!